
Vincent van Gogh, Notte stellata
Para darle sentido a una vida, la suya, no hay necesidad de cultivar, de hilo a alambre, esperanzas de otro mundo o proyectar arquitecturas teleológicas en el cielo con la consistencia de las nubes.
Solo necesita respirar toda la belleza que puede crear y percibir en este mismo momento. Y, en una inspección más cercana, siempre es este momento preciso.
Esa belleza brillante y conmovedora que germina por vibración accidental del vacío, ese vacío abisal y silencioso que participa de todas las cosas más allá del tiempo y el espacio.
Ese pozo sin fondo que también es tu alma y del que tú, como solo tú puedes hacer, destila la belleza con pétalos, miradas, toques, suspiros. Inteligencia del ojo, inteligencia de la mano, inteligencia del aliento.
Si intentas detenerlo en este momento, lo perderás. Pero, usted mismo, tiene la oportunidad de vivirla para glorificarla.
Per dare senso ad una vita – la tua – non occorre coltivare, filo a filo, sovraterrene speranze o proiettare in cielo teleologiche architetture con la consistenza delle nuvole.
Ti basta respirare tutta la bellezza che sei in grado di creare e percepire in questo preciso istante. E, a ben guardare, è sempre questo preciso istante.
Quella splendente, struggente bellezza che germina per vibrazione accidentale dal vuoto, quell’abissale, silente vuotezza che di tutte le cose partecipa al di là del tempo e dello spazio.
Quel pozzo senza fondo che è anche la tua anima e da cui tu – come solo tu sai fare – distillerai bellezza a petali, a sguardi, a tocchi, a sospiri. Intelligenza dell’occhio, intelligenza della mano, intelligenza del respiro.
Se proverai a fermarlo questo istante, lo perderai. Ma – tu proprio tu – hai la possibilità, vivendolo, di glorificarlo.
da Quaggiù e altri scritti di Chico Xavier Pilado, Conversando con Ely